miércoles, 11 de noviembre de 2015

Reseña Draco, la sombra del emperador



Autor: Massimiliano Colombo
Nº de Páginas: 459
Editorial: Ediciones B

El autor

Massimiliano Colombo nació en Bergamo en 1966 y vive en Como. Desde hace años, cultiva con dedicación y entusiasmo su pasión por los ejércitos de la Historia Antigua y el rico y extraordinario mundo de la reconstrucción y recreación de los objetos militares. En el año 1988 sirvió en la Brigada Folgore II Batallón de Paracaidistas de Tarquinia, una experiencia que fortaleció su carácter y su admiración por aquellos que en el pasado vistieron uniforme. Draco, la sombra del emperador es ssu tercera novela, tras la publicación de La legión de los inmortales (Ediciones B,2014) y El estandarte púrpura (Ediciones B, 2015).

Sinopsis

Año 355 d.C. La estabilidad del Imperio romano está sometida a una doble amenaza: los bárbaros que presionan en las fronteras y las luchas internas, cada vez más ásperas por el intento de muchos generales de proclamarse emperadores.
Constancio II, en el trono del Imperio de Oriente, ha formado una red de espías para interceptar a cualquier opositor. Así es como Víctor, de origen franco, se convierte en la sombra del joven Juliano, destinado a convertirse en el próximo césar de la Galia.
Solitario y valiente, inteligente y perspicaz, adiestrado para cumplir las órdenes sin plantearse preguntas, Víctor es el brazo armado de las mentes que en secreto deciden el curso de la historia. Pero Juliano, lejos de ser un caudillo ambicioso, es un filósofo que aún cree en los dioses y no en el Cristo impuesto por la ley. Por otra parte, Víctor no es el único hombre en la sombra; hay alguien más que observa sus movimientos. Para protegerse a sí mismo y a Juliano se verá obligado a abandonar sus convicciones y a emprender un camino más incierto de lo previsto.
Batallas, traiciones, amistades y amor son el telón de fondo del lento e inexorable resquebrajamiento de un imperio.

Mi opinión

Estamos de nuevo ante un éxito de Massimiliano, este hombre se supera novela a novela, tenía muchas expectativas puestas en Draco, y las cumple sobradamente.

Estamos en uno de los períodos más convulsos de la historia de Roma, es el principio del fin, el ocaso del Imperio que dominó el mundo durante tanto tiempo.
Juliano es un joven inexperto, primo del emperador Constancio II, quién mandó ejecutar a toda su familia por alta traición. Es un muchacho que ha convivido siempre con el miedo a ser envenenado o ejecutado por orden del emperador, pero haber crecido en esas circunstancias también le ha forjado para afrontar nuevos peligros.
Constancio ha decidido destinar a Juliano a la Galia como césar, para expulsar a los alamanes y recuperar el terreno francés.
Dentro del séquito de Juliano, se encuentra Víctor, de origen franco, cuyo papel supuestamente se centra en proteger al próximo césar de la Galia, pero es en realidad un espía, al servicio de la red secreta de agentes controlada por Eusebio y Cátena, los máximos responsables del Imperio por debajo del propio Constancio, cuya misión consiste en vigilar a Juliano y matarlo si es preciso.
Víctor se encontrará en esta expedición con Filopatros, un griego de Antioquía, con quien entablará amistad, a pesar de que sospecha que es también un espía, pero no sabe si para vigilarlo a él o también para vigilar a Juliano.
Al principio Víctor, al igual que el resto de soldados, ve a Juliano como un mocoso enclenque y sin experiencia y no cree que sea capaz de llevar a cabo una empresa tan difícil cómo la liberación de la Galia.
Víctor es un espía que se limita a cumplir los encargos de Cátena y Eusebio sin hacer preguntas, sólo cumple con su deber. Sin embargo cuando comienza su misión junto a Juliano, al que instruye en el combate cuerpo a cuerpo, ve en él algo diferente, una tenacidad y pureza de espíritu que le van generando afecto por el joven césar y haga que empiece a plantearse si verdaderamente sería bueno para el Imperio perder un hombre como él. Así, Víctor comienza a omitir detalles de gran importancia en sus mensajes a sus superiores, como el culto de Juliano a los antiguos dioses paganos, información que si hubiese llegado a Constancio, hubiera supuesto la pena de muerte para su primo, pues la única religión permitida en este tiempo es la cristiana.
Pero Víctor empieza a entender que lo importante no es a qué divinidades rece Juliano, si no que sea un césar diligente y responsable. Además el no cree en nada, y por tanto las creencias de cada uno no le incumben. Víctor ve al joven césar solo y sin la confianza de nadie y eso le genera un sentido de protección hacia el muchacho. Todo esto hace que Víctor acabe por abandonar su misión inicial y pase a convertirse en el máximo protector de Juliano, su draconarius (llamado así por ser el portador del estandarte con forma de dragón). Por ello, el césar empieza a llamarle Draco y le encarga la misión de ser su sombra (he aquí la explicación del título). Esto le acarreará algunos problemas, ya que ahora es un traidor para el sistema de espías, y deberá andarse con mucho cuidado.
Víctor, alías Draco, me ha encantado como personaje, sobre todo por su evolución, cómo pasa de ser un espía que actúa sin sentimientos, a convertirse en el hombre más leal a Juliano que pueda existir, convirtiéndose no sólo en su protector sino también en uno de sus mejores amigos.
También conocerá el amor, a través de una prostituta llamada Murrula, a la que liberará para llevársela con él, cambiándole el nombre a Suana. Su historia de amor es esencial para dotar aún de más humanidad y tensión a la novela, por saber si su unión sobrevivirá a todos los obstáculos.
Otro gran personaje es Filopatros, un personaje que confunde tanto a Víctor como al lector, cae muy simpático, pero sabemos que algún secreto oculta, juega con nosotros hasta llevarnos a una revelación final que nos deja a cuadros. Impresionante la forma de caracterizar a este personaje.
Es un período de grandes intrigas y mucha tensión y Colombo lo recrea a la perfección por medio de los peligros a los que se ve sometido Draco, que cae en las manos de un peligrosísimo espía llamado Apodemio, que se lo hará pasar francamente mal, las maquinaciones de la cúpula de la red de espías, las tensiones entre Constancio y Juliano, etc.
Por otro lado, como siempre, las escenas bélicas son perfectas. Grandes enfrentamientos como el asedio de Senones o la batalla final contra los persas te dejan con la piel de gallina.
Los fieles colaboradores de Juliano (Salustio, Dagalaifo, Nevita, etc), al igual que sus enemigos (Catena,Apodemio Eusebio, Marcelo, Florencio, etc) están muy bien caracterizados: a los primeros les quieres por su lealtad incondicional, a los segundos es inevitable odiarles por sus pérfidas acciones.
Por supuesto, la novela es una excusa también para narrar la vida de Flavio Claudio Juliano, conocido como Juliano el Apóstata por su rechazo de la religión cristiana, un personaje que me ha parecido fascinante tanto por su personalidad; valiente y decidido pese a haberse criado en un entorno hostil y de miedo, y con una filosofía de vida muy llamativa, como por su evolución; de un joven sin experiencia a un hombre bien plantado, gran político y estratega, y con autoridad para iniciar la regeneración de un Imperio lastrado por la opulencia y las intrigas.
Un hombre que amaba el Imperio y quiso dar libertad de culto y aunar todas las culturas pero que por desgracia no vio su obra terminada por el egoísmo de muchos. Una pena, hubiese sido sin duda un gran emperador y quizá hubiese prolongado algo más la inevitable caída definitiva del Imperio por la corrupción y las disputas interiores.
En definitiva, otro novelón de Colombo, que suma y sigue. Espero que siga publicando novelas, porque decir Massimiliano Colombo es decir calidad.

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